Con los cambios de recorrido, llevaba unas semanas sin salir con Senda,
así que el lunes volví a correr por donde siempre para que pudiera venir
conmigo. Además, hice unos pequeños cambios en el recorrido. Por un lado quería
que fuera un poco más largo. Y por otro prefería bajar por los tramos más sencillos
y subir por las zonas más difíciles y pedregosas (para no jugarme el físico).
Que eso de correr de noche y después de cenar te deja los sentidos un poco
embotados.
El cielo estaba nublado, y aunque a lo lejos se veían relámpagos de
tormentas por la zona de la sierra, aguantó sin llover mientras estuve
corriendo. Con la ausencia de viento y la capa de nubes que no levanta lo
cierto es que la temperatura no baja demasiado. Estas noches se está
manteniendo en torno a los cinco o seis grados.
La salida no tuvo ninguna anécdota digna de mención. Ni frío, ni calor.
Ni viento, ni Luna. Algunos charcos en el suelo, pero no demasiados. Y ningún
bicho haciéndome compañía aparte de Senda (y de los acostumbrados coros de
sapos y búhos). Pero hasta en estas
noches anodinas prefiero estar al aire libre que haciendo cuerpo con el sofá.
12.38 km (7,69 millas)
273 m
1h 14 min (10,38 Km/h)
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