Una salida para recuperar la forma, aprovechando el buen tiempo y un
fin de semana sin partidos de baloncesto. Y como todavía quería ir despacito y
con cuidado, por el tobillo, nada mejor que hacer un recorrido facilito,
bajando por el arroyo de Trofa para darle la vuelta al palacio del Pendolero.
Estos meses pasados por agua nos han dejado el campo de un color verde
brillante, y se hace raro correr por praderas rozagantes cuando lo normal es
hacerlo por baldíos y secarrales. Lo que ha vuelto a la normalidad, después del
invierno, han sido los caminos y senderos resbaladizos por la arenilla.
Durante el recorrido vi que las orquídeas y las jaras ya estaban en
flor. Las primeras son las llamadas satirión, por la forma evocativa de sus
flores. Las segundas están empezando a brotar a lo loco en las matas, así que
dentro de un par de semanas tendremos el campo lleno de huevos fritos.
A orillas del arroyo escuché a un cuco por primera vez este año. Y
cuando estaba a punto de llegar a casa, oí también a mi primera abubilla. Todavía
me faltan los abejarucos. Pero como a esos los veo muy de tarde en tarde, creo
que podemos decir eso de que ya estamos todos.
18,67 km (11,60 millas)
515 m
2h (9,33 Km/h)
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