Praderas de la Berzosa

Nueva salida nocturna de la temporada. A pesar de que la mañana soleada invitaba a corretear por el campo después de tanta lluvia, hay compromisos más importantes que el salir por patas. Luego por la tarde volverían a caer un par de tormentas y al final hubo que esperar a que se hicera de noche para correr entre charcos.

Praderas de la Berzosa

Casi diez días me ha durado el trancazo. Y ya tenía ganas de correr un poco, incluso por caminos trillados y de noche. Así que he salido al monte con compañía perruna, a ver si terminaba de quitarme el atasco respiratorio. Aunque ha sido que no. Todavía sigo moqueando.

Praderas de la Berzosa

Cuando empecé a hacer este recorrido todas las semanas el pasado invierno pensé que iba a terminar como un hámster en su rueda. Pero el caso es que llevaba ya dos meses sin correr por las quebradas que hay entre Hoyo y la Berzosa.

Praderas de la Berzosa

Con los cambios de recorrido, llevaba unas semanas sin salir con Senda, así que el lunes volví a correr por donde siempre para que pudiera venir conmigo. Además, hice unos pequeños cambios en el recorrido. Por un lado quería que fuera un poco más largo. Y por otro prefería bajar por los tramos más sencillos y subir por las zonas más difíciles y pedregosas (para no jugarme el físico). Que eso de correr de noche y después de cenar te deja los sentidos un poco embotados.

Praderas de la Berzosa

Una noche despejada, lo que se agradecía después de los últimos días lloviznando. El caso es que, con tanta nube, este mes me he perdido la Luna llena. Aunque al menos seguía suficientemente grande como para alegrar la vista cuando ha aparecido a mitad de recorrido.

Praderas de la Berzosa

Pocas veces he terminado con los pies tan mojados como ayer. Toda la nieve que había caído el martes decidió empezar a disolverse a la vez creando un paisaje anegado. El campo parecía una piscina, los caminos se confundían con los arroyos y para rodear los charcos habría que haber bajado hasta Torrelodones. Sólo quedaba relajarse y disfrutar.

Praderas de la Berzosa

Cuando hay niebla, perder el camino es lo normal, no la excepción. Y no vale de nada pensar que conocemos el recorrido como la palma de la mano. En cuanto te despistas un momento y das dos pasos en dirección equivocada te das cuenta de verdad de lo fácil que es perderse.

Praderas de la Berzosa

Llevaban todo el domingo avisando de que el lunes llegaría la nieve. Y en cuanto se hizo de noche, el termómetro bajó hasta los dos grados bajo cero, aunque sin viento. Así que era un buen momento para probar la máscara de neopreno que me compré en Navidad.

Praderas de la Berzosa

Ayer el viento traía un poco de nieve de la sierra, pero el caso es que tampoco hacía demasiado frío. Llevamos un mes de enero que se está quedando a medias en todo. Llueve, pero no mucho. Hay sol, pero no calienta demasiado. Hace frío, pero tampoco tanto. Y el viento molesta, pero sólo a rachas. Así que en mis salidas nocturnas todavía no he tenido posibilidad de estrenar la máscara que me trajeron los Reyes. Ya vendrá febrero con las rebajas.

Praderas de la Berzosa

Con esta distancia, y sin cruzar carreteras, no hay muchos recorridos saliendo desde casa. Pero algo voy a tener que hacer, porque el caso es que ya me estoy aburriendo un poco de seguir siempre el mismo sendero.

Praderas de la Berzosa

El fin de semana iba a venir cargado de lluvia, nieve y frío. Pero en ese momento los cielos eran territorio casi exclusivo de una luna redonda y benévola. Así que, carpe diem. Por el mismo recorrido que el último día. Y con la misma compañía.

Praderas de la Berzosa

Luna llena, algunas nubes, un poco de viento y buena temperatura (entre 7º-8º). Y como en este recorrido no cruzo carreteras ni me meto por zonas habitadas me he llevado a Senda.

Praderas de la Berzosa

No puedo correr en plena digestión. Vale que las Navidades me han dejado con más cuerpo y menos forma. Vale que de noche se corre más despacio (por eso de no esmoñarse). Vale que me falta entrenamiento. Pero la sensación de correr sin fuerzas y con todo el cuerpo centrado en digerir la cena no es lo mejor para trotar a un ritmo que pueda llamarse carrera.

Praderas de la Berzosa

Lleva un par de días sin helar, así que he decidido volver a correr un poco por la noche. Y como me sentía un poco flojo, y no quería volver a las tantas, nada mejor que subir y bajar por la zona de las praderas de la Berzosa.

Praderas de la Berzosa

Noche de mucha luz, gracias a una luna casi llena, y de poco frío. A la espera de lo que se nos viene encima dentro de pocos días (según dicen y amenazan los que saben de eso). A pesar de todo, salí con los guantes puestos y no me sobraron en ningún momento.

Praderas de la Berzosa

Segunda prueba del recorrido (depurando un poco las curvas). Esta vez la noche estaba preciosa y despejada. Con la luces de Madrid brillando en la lejanía y la luna empezando a crecer, pero siendo todavía tan sólo una rodajilla anaranjada llena de magia. De hecho, me paré un momento para hacerle una foto (con resultados lamentables).

Praderas de la Berzosa

Una noche de viento fuerte, y algo de lluvia, aunque no hacía nada de frío. El caso es que quería variar un poco de recorrido sin que me dieran las uvas. Así que me he dedicado a dar vueltas por las praderas de la Berzosa, subiendo y bajando mientras hacía la digestión.