Casi diez días me ha durado el trancazo. Y ya tenía ganas de correr un poco, incluso por caminos trillados y de noche. Así que he salido al monte con compañía perruna, a ver si terminaba de quitarme el atasco respiratorio. Aunque ha sido que no. Todavía sigo moqueando.
Lo bueno es que el campo ha cambiado mucho en esta ultima semana. Las lluvias torrenciales han dejado los caminos encharcados. Y ya corre algún hilillo por los regatos. Todavía hace falta mucha más agua para que el terreno se empape y para que los arroyos bajen cantarines. Pero por algo se empieza.
Lo que también ha cambiado es la temperatura. Por el día ya no calienta el sol, ni siquiera cuando está despejado. Por la noche se nota la humedad. Y cuando llega, el viento termina de hacer más otoñal el ambiente. En unas semanas, cuando haga un poco más frío, los árboles se vestiran de amarillo hasta que llegue el primer vendaval de verdad.
12.38 km (7,69 millas)
273 m
1h 14 min (10,03 Km/h)
No hay comentarios :
Publicar un comentario