domingo, 19 de octubre de 2014

Mirador

Una mañana de libro, con el cielo despejado, la atmósfera limpia después de las lluvias y una brisilla cálida que invitaba a seguir corriendo durante todo el día. Pero ni la logística ni el cuerpo estaban para esos dispendios.

La salida fue realmente al alba, en ese momento en el que se empiezan a percibir ya los detalles del camino, aunque el campo siga en medio de las sombras. Luego el sol iría subiendo y persiguiendo mis pasos a la salida del barranco por el que había subido hasta el mirador.

Un recorrido en el que el perfil permite coger un ritmo constante, con pocos desniveles bruscos. Aunque la gran cantidad de rocas y regatos hacen que la bajada no pueda ser demasiado rápida (cosa que tampoco importa cuando vamos justos de fuerzas, como fue el caso).

Por el camino me he cruzado con conejos y perdices que han escapado todavía de las escopetas cazadoras. Y con varios bandos de rabilargos, que no dejan casi nunca de verse a lo largo del otoño e invierno.

18,75 km (11,65 millas)
578 m
2h 07 min (8,86 Km/h)

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