La salida fue realmente al alba, en ese momento en el que se empiezan a percibir ya los detalles del camino, aunque el campo siga en medio de las sombras. Luego el sol iría subiendo y persiguiendo mis pasos a la salida del barranco por el que había subido hasta el mirador.
Por el camino me he cruzado con conejos y perdices que han escapado todavía de las escopetas cazadoras. Y con varios bandos de rabilargos, que no dejan casi nunca de verse a lo largo del otoño e invierno.
18,75 km (11,65 millas)
578 m
2h 07 min (8,86 Km/h)
No hay comentarios :
Publicar un comentario