Una salida a mediodía, por eso de aprovechar el sol y correr con calorcito. Lo malo es que, aunque el tiempo acompañaba (e invitaba a salir por patas), el estómago estaba con poco combustible. Así que tocaba economizar desde el principio. Y a pesar de todo, al final he llegado justito de fuerzas.
Sobre todo por el desnivel, ya que la distancia no era demasiado larga. son sólo dos tramos de subida, pero largo y duro el primero, hasta la cruz de la Mira. Y largo y tendido el segundo, justo antes de pillar la última bajada antes de llegar a casa.
Por el camino he visto más fauna de los habitual. Para empezar un par de buitres y unas cornejas mientras subía al Picazo. Y luego han venido los pajarillos varios. Entre ellos una tarabilla cantarina y un pinzón.
En cuanto a la flora, me ha sorprendido ver romeros en flor. No sé si eran las últimas de la temporada (muy tardías) o son ya las primeras de la próxima (con un par de meses de adelanto). Además, entre las rocas de las cimas todavía quedan clavelinas solitarias. Y las peonías vuelven a tener una segunda temporada de color, aunque esta vez son sólo sus semillas rojas y negras las que brillan en lo alto de las ramas resecas.
21,13 km (13,13 millas)
814 m
2h 32 min (8,34 Km/h)
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