Cuando hay niebla, perder el camino es lo normal, no la excepción. Y no
vale de nada pensar que conocemos el recorrido como la palma de la mano. En
cuanto te despistas un momento y das dos pasos en dirección equivocada te das
cuenta de verdad de lo fácil que es perderse.
En esta ocasión no me he ha pasado, pero sí que ha habido momentos en
los que he confundido las referencias de un sendero por el que he pasado mil
veces (literalmente). Así que entre que era de noche, con lluvia y niebla no estaba
la cosa para ir muy rápido.
Cuando la niebla se cerraba de verdad, la luz del frontal casi no me
permitía ni ver por dónde pisaba. Además, el suelo estaba encharcado y lleno de
barro. Dicho así no suena demasiado atrayente salir a correr en esas
condiciones. Pero lo cierto es que a veces disfrutamos tanto de una noche de
perros como de un día primaveral y soleado. Y además no hacía frío.
Con ese tiempo no esperaba ver ningún bicho. Sin embargo Senda se ha
puesto a perseguir varias veces animales fantasma por entre los arbustos. Y yo
me he cruzado con una musaraña que ha pasado corriendo delante de mí. Estaría
perdida por culpa de la niebla.
10,94 Km (6,80 millas)
265 m
1h 10 min (9,38 Km/h)
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