Una salida vespertina de esas en las que mato el tiempo de la mejor forma posible mientras espero a que mis hijos salgan del colegio. Con un ambiente primaveral perfecto y colorido: cielo azul brillante, hierba verde recién nacida y flores compitiendo para ver cual llama más la atención.
Esta ha sido la primera carrera del año en la que he podido quitarme la camiseta. Cuando hace calor me gusta llevar los michelines al aire. Así que, aprovechando que corro por senderillos campestres y no suelo cruzarme con nadie, a veces me pongo como Krupicka, pero en plan gordito y lento.
Como el recorrido era sencillo y sin demasiadas complicaciones, he aprovechado para mejorar mi cadencia de zancada. A ver si con un poco más de ritmo vuelvo a despegar y recupero algo de velocidad. Porque últimamente más que correr lo que hago es deslizarme. Y sin demasiado estilo.
1h 43 min
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