miércoles, 12 de diciembre de 2018

Abantos

Hay veces en las que el escenario no acompaña. Días en los que salimos de casa con el cuerpo alegre y saltarín, y terminamos corriendo entre la niebla. Y otros en los que la naturaleza nos muestra su lado más glorioso, pero nuestras piernas parecen de plomo y nuestros pulmones se declaran en huelga. Hoy ha sido uno de esos días.

Pocas veces se puede salir a correr en diciembre al alba con el cielo despejado, sin viento y con casi 10º de temperatura. Así que, antes de dar un paso ya tenía en la cabeza un recorrido relativamente largo para disfrutar a fondo. Para después del segundo paso ya había empezado a recortar mentalmente todas las esquinas posibles.

Tantas que, a pesar de que quería pasar por los pozos de nieve, la salida se ha quedado al final tan sólo en una subida lenta y fatigosa hasta la cima de Abantos. Y en una bajada en la que he invertido menos de una cuarta parte en desmontar lo ascendido

Así que no he podido disfrutar del día ni del paisaje como realmente se merecían. Una pena, porque vamos a tardar bastante en volver a tener esta especie de mini primavera. Avanza ya acercándose poco a poco el frío propio de estas fechas.

2h 24 min



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