Romperse un dedo no es problema para un corredor de verdad. Sobre todo cuando es un dedo de la mano. Así que he podido volver a trotar por el campo casi enseguida después de meter la pata. Algo que se agradece, porque con esta semana cerramos ya el año.
Y para poner fin a 2018 estamos disfrutando de un tiempo espectacular. Con un sol brillante que, aunque sea de refilón, calienta de verdad al mediodía. Tanto que he podido hasta correr en manga corta.
Todavía me queda alguna salida más en la recámara antes de que 2019 se nos eche encima, pero las primeras después de tanta niebla y del reposo forzado las he cogido con ganas. Vendrán años mejores y peores, pero este ha sido de verdad un buen año. Que nos quiten lo que hemos corrido!
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