lunes, 25 de octubre de 2021

Sierra de Hoyo


Hay veces que los planes que tenemos en la cabeza antes de salir a trotar resultan ser más ambiciosos que la dura realidad. No es raro que el cuerpo nos haga recortar un recorrido largo por falta de fuerzas. Sin embargo, en otras ocasiones salimos para dar una vuelta cortita y, al ver que las piernas responden, terminamos trotando mucho más de lo previsto.

Ayer fue una de esas raras ocasiones. Después de unas semanas en las que apenas he trotado, mi idea original era correr poco más de una hora. Pero el cuerpo me iba respondiendo mejor de lo que esperaba, así que llegado el momento he tomado el sendero alto de la sierra en un cruce de caminos, en vez de enfilar el de vuelta.

Ha sido una de esas salidas en las que ya sabía que al final iba a terminar sin fuerzas. Pero no porque las piernas no aguantaran, sino porque al no haber previsto una salida tan larga iba sin comida ni bebida. La gasolina me ha dado justo para terminar la subida a lo más alto de la sierra. Y para la bajada contaba con la realidad del refrán: cuesta abajo hasta las piedras corren.

Un recorrido que me ha dejado cansado pero muy contento. Llevaba tiempo sin correr largo y tendido, y sin pisar las montañas. Visto lo visto puede que vuelva a la sierra de Guadarrama pronto para explorar picos mayores. A ver si aguantan las fuerzas.








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