A pesar de que durante estos últimos días hemos tenido un poco de viento, unas cuantas nubes de vez en cuando y alguna llovizna, febrero está pasando sin que se note que estamos en invierno. Así que cuando salgo a correr por las mañanas, el tiempo es realmente perfecto para correr.
Ante esta ausencia de lo más crudo del crudo invierno, el campo está despertando de forma generalizada. Cada día hay algún detalle más que se suma a la sensación de que se acerca el gran cambio de la primavera. El sol ha cogido carrerilla a la hora de levantarse (y de acostarse); los pájaros llevan tiempo defendiendo sus territorios y buscando pareja a voz en grito; a los frutales floridos se le están sumando algunas plantas, como jaras pioneras que dejan ya ver sus enorme flores blancas; los gamones crecen a simple vista...
Puede que sea un año duro, o puede que nos salve un mes de marzo pasado por agua, pero lo que es seguro es que no hay que dejar pasar estos días. El tiempo atmosférico ha sido siempre difícil de predecir, pero como ahora sabemos que lo que vendrá seguramente no será nada bueno, lo mejor es disfrutar el presente.
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