lunes, 7 de febrero de 2022

Mirador y valle del Peregrinos


Una salida más larga de lo habitual por caminos cerca de casa, siguiendo un recorrido por el que no pasaba desde hacía tiempo y que me ha devuelto las buenas sensaciones corriendo. Lo que se agradece, porque el bajón de forma que tuve subiendo a Cabeza Líjar hace una semana fue un poco desmoralizante.

Con un día tan bueno, y saliendo a media mañana, el campo estaba lleno de gente con ganas de disfrutar. Así que me he cruzado con muchos paseantes, con gente sacando al perro, con manadas de ciclistas y con varios corredores. Siempre que veo a tanta gente en el campo me alegra comprobar como ahora apenas queda basura a su paso. Algo en lo que hemos mejorado mucho desde que me empezó a atraer esto de perderme por el monte.

Nuestra relación con el campo ha cambiado mucho en los últimos 50 años. Incluso el campo ya no es el que era. La despoblación rural en algunas zonas y el que la gente que vive en los pueblos ya no trabaje tanto la tierra ha hecho que en muchos sitios hayan crecido las plantas y los árboles donde antes había tan sólo pastos y descampados.

Ahora somos más conscientes del valor de la naturaleza y la respetamos más. Los domingueros han dejado paso a los excursionistas, y la gente ya no suelta basura por donde pasa (o suelta mucha menos). En general se protege, vigila y cuida mucho más el campo. Por ejemplo, se acabó el hacer hogueras por el monte. Algo que a veces echo de menos, pero con lo que estoy totalmente de acuerdo.

Es cierto que ahora la mayor cantidad de personas pateando por senderos ha metido más presión en lugares alejados, donde antaño tan sólo llegaban montañeros de pro. En mis paseos de juventud por las cumbres de Guadarrama era raro el día que veía más de un puñado de personas, mientras que ahora el número se multiplica por diez o por veinte.

Ya lo dijo mi filósofo de cabecera: todo cambia, nada es permanente. Y en el cambio siempre habrá cosas mejores y peores, según la forma de ver de cada uno. Aunque nuestra patria sea la infancia, lo cierto es que en lo que respecta a la naturaleza ni todo era bueno, ni todo malo. Y el progreso en este sentido también ha venido cargado con ciertos problemas. De nosotros depende resolverlos, día a día.

2h 20 min







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