Esta semana mis recorridos me han llevado de salida hacía el este, así que he estado disfrutando del espectáculo de los primeros rayos del sol apareciendo por el horizonte como si estuviera sentado en la butaca de un cine.
Un gran momento para estar en el campo. Porque luego, cuando la luz ya lo inunda todo, el paisaje se aplana. Y es que las sombras son tan importante para la luz, como las nubes para hacer del cielo un sitio interesante. Sin ellas, se acaba la gracia.
Los prados se han llenado de jaramagos, viboreras, dientes de león, margaritas y senecios. Además, desde hace un par de semanas ya despuntan entre la hierba y debajo de las jaras los dos tipos de orquídeas que viven por estos pagos. Un consejo: no te quedes en casa.
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