jueves, 17 de enero de 2013

Acueductos y almenaras


Un recorrido nuevo que sigue durante varios kilómetros uno de los canales de Isabel II que dan servicio a Madrid, trayendo el agua desde Torrelaguna.

El caso es que la pista pasa por una decena de acueductos y un par de almenaras. Dos de los acueductos son realmente grandes, y el recorrido en general es curioso por la sensación de viaje al pasado que produce: por la carreterilla (con varios tramos de asfalto antiguo), por las señales y por las construcciones del canal (que parecen de los años veinte o treinta del siglo pasado).


Además, durante las dos horas y pico que he estado corriendo no he visto a un alma. Al menos un alma humana, porque sí que me he cruzado con varios conejos, un zorro y decenas de milanos reales, que flotaban en el cielo aprovechando el viento norte y frío que venía de la sierra.

Eso sí, el que no estaba para flotar era yo. Al final he terminado muy cansado a pesar del ritmo flojito que he llevado todo el rato. Todavía pesan los excesos y parones navideños.

En resumen:
  • Un recorrido bonito, que se disfrutará menos cuando llegue el verano (porque no hay ninguna sombra).
  • Timeo vias et planities: lo que parece sobre el mapa como un recorrido llano se convierte en el Mundo Real en un continuo sube y baja. Y eso a mí me cansa más que un par de buenas montañas.
  • La obviedad del día: el chubasquero-cortavientos resulta perfecto para controlar la sensación de frio y calor gracias a la cremallera.
21,24 km (13,20 millas)
362 m
2h 14 min (9,51 Km/h)

miércoles, 16 de enero de 2013

Lo que solemos decir


La gente que está pirada por algo siempre va por ahí diciendo muchas tonterías. Todos son unos frikis obsesivos. Menos los que nos gusta correr. Nuestras frases son profundas, destilan sabiduría y deberían estar inscritas en el templo de Delfos…

… O a lo menor no.


lunes, 14 de enero de 2013

Puente de la Parrilla

Una nueva prueba para ver que tal van las piernas. Y bien. Al menos en cuanto a las lesiones, porque lo cierto es que hoy parecían de plomo. Menos mal que con la excusa de la convalecencia me lo he tomado con calma.

El día ha sido soleado y no ha hecho demasiado frío. Pero se nota que por fin el invierno ya ha llegado: por el vientecillo fresco, fresco que venía de la sierra y con Cuerda Larga nevada y cubierta de nubes tormentosas.

En resumen
  • Una carrera cansina, al trotecillo. Puede que haya sido porque no suelo correr dos días seguidos. O porque sí. A secas.
  • Las piernas no se quejan. Parece que el metodo "Muñecas de Famosa" funciona. Habrá que patentarlo.

13,49 Km (8,38 millas)
154 m
1h 24 min (9,63 km/h)

Por un puñado de dólares


Es tan sólo una curiosidad. Pero el caso es que todas las semanas mis carreras y paseos nocturno-caninos me llevan al escenario en el que Clint Eastwood lucía su poncho por primera vez a las órdenes de Sergio Leone.


Y cuando corro por lo que fue la calle del duelo, siempre me acuerdo de la película. Aunque ahora tan sólo queden un par de abrevaderos como recuerdo de los decorados.

domingo, 13 de enero de 2013

Vuelta corta

Quería probar con una carrera corta y suave para ver que tal iba la pierna, y el resultado ha sido perfecto.

Hace mucho que no corría tan poco, por lo que he esperado a la primera luz para no llevar frontal. Ha sido una verdadera carrera al alba. Y cuando el amanecer ha teñido de rojo Abantos y aledaños, el espectáculo ha sido alucinante.

Las cumbres de la sierra de Hoyo estaban ligeramente cubiertas de nieve, y aunque no hacía demasiado frio según el termómetro, el vientecillo me ha dejado las orejas heladas.

En resumen
  • A veces cuesta abandonar la cama, pero sigo creyendo que correr con la primera luz te hace empezar el día con la mejor de las sensaciones.
  • La pierna ha aguantado muy bien. He controlado todo el rato la zancada y la postura del cuerpo. Parece que funciona.
  • Con viento en invierno hace falta salir siempre con gorro o buff. Que no se me olvide la próxima vez.

7,84 Km (4,87 millas)
169 m
48 min (9,80 km/h)

viernes, 11 de enero de 2013

Libro: Alan Sillitoe - The Loneliness of the Long-Distance Runner


Aunque realmente no es un libro sobre correr y está más cerca del espíritu de El guardian entre el centeno, algunas de las reflexiones que hace Alan Sillitoe a lo largo de esta corta historia (y sobre todo su título) la han convertido en una referencia clásica.

Un relato que refleja la rabia, la frustración, la ingenuidad, el sentido de la honestidad del protagonista… y su desapasionada pero vital forma de correr. Su percepción rebelde de la línea de meta queda patente en una de sus reflexiones finales: 

“As for me, the only time I'll hit that clothes-line will be when I'm dead and a comfortable coffin's been got ready on the other side. Until then I'm a long-distance runner, crossing country all on my own no matter how bad it feels.”


Argumento
Un chico es enviado a un reformatorio por haber robado en una panadería. Allí le hacen entrenarse como corredor de fondo para que gane el premio de una competición. Pero él tiene otras ideas en su cabeza.

jueves, 10 de enero de 2013

Bichos


Me gusta el campo desde que era pequeño. Cuando era un crío, me perdía los fines de semana por el bosque con unos prismáticos y un bocadillo para ver pájaros. Me subía a los riscos para ver los nidos de buitre. Y en los pinares, siempre buscaba a los azores entres las copas de los árboles.

Así que ahora, cuando corro, también disfruto cuando se me cruza algún ejemplar de la fauna local. Y el caso es que se ven bastantes bichos. En muchos ocasiones porque, al ir corriendo, aparecemos a veces de pronto en medio de una escena animal que nos perderíamos si fuéramos más lentos.

En los últimos años corriendo por la sierra de Madrid, estos son los animales silvestres con los que me he cruzado:


Ciervo y gamo: aunque no se puede decir que sean muy silvestres los que pacen en el Soto de Viñuelas. Realmente son vacas flaquitas criadas para que los cazadores se sientan muy machotes.

Corzo: estos sí que son de campo. Son muy tímidos y resulta raro encontrarse con ellos en la soledad de los bosques de pinos o robles.


Jabalí: también gloria de los cazadores. Aunque cuando te los cruzas de noche acojonan.

Cabra montes: un poco parecido a lo de los ciervos. Hace años las reintrodujeron en la sierra, y ahora pacen en los roquedales de alta montaña con muy poco espíritu salvaje. 

Zorro: muy raro de ver, pero al ir rápido les he sorprendido a veces lo justo para verlos desaparecer entre los arbustos.


Conejo: más conocidos como la plaga. En algunos sitios casi ni se apartan del camino cuando corres.

Liebre: son más esquivas que los conejos. De hecho solo las he visto al levantarlas sin querer cuando estaban encamadas.

Ardilla: a veces se las ve jugando por los troncos en los pinares tranquilos.

De los reptiles, lo único reseñable fue una serpiente de escalera que repto a mi vera mientras corría al lado de una valla. La pobre lo pasó mal hasta que encontró un huequecillo entre las piedras para esconderse. El resto han sido lagartijas varias y lagartos ocelados (algunos de un tamaño respetable).

En cuanto a las aves, el abanico es mayor: perdices, milanos negros y reales, buitres negros y leonados, cigüeñas, garzas, garcillas, grajillas, urracas, rabilargos, cogujadas, pinzones, zorzales, mirlos, estorninos… Y avestruces (en una finca de Villalba).