Una vuelta de expedición por el cañón del Manzanares. Había visto en
las fotos aéreas unos senderillos más cerca del río que el que yo suelo
utilizar. Y sí. Hay muchos, y muy bonitos. Pero ninguno me sirve de verdad como
alternativa.
El caso es que son sólo pequeños senderos laterales que llevan hasta la
orilla del río. O caminos paralelos que desaparecen de pronto en medio de unas
peñas. Total, que he estado un cuarto de hora yendo y viniendo por entre
matojos hasta la central.
En cualquier caso, ha merecido la pena. A pesar del viento helado que
soplaba por arriba, en cuanto me he metido en el cañón, el calorcillo se ha
agradecido. Además, en las zonas donde da el sol, el campo ya huele a jara.
En resumen:
- Siempre hay que explorar esos caminos que vemos por ahí y que no sabemos a dónde llevan. A veces acabamos en un vertedero. Pero en otras ocasiones merece la pena el descubrimiento.
- He probado en la última subida la técnica de andar a pasos grandes apoyándome en las rodillas. Todos los corredores que triscan por el monte la recomiendan, y realmente merece la pena.
14,08 Km (8,75 millas)
225 m
1h 37 min (8,71 Km/h)
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