Antonio Machado ya lo decía en uno de sus poemas más famosos, pero la tecnología ha permitido por fin plasmar esa idea de la manera más fidedigna posible. Las carreteras, las pistas, los senderos, las veredas y cañadas están en los mapas. Pero los caminos son personales, únicos, diferentes e intransferibles.
Y eso es lo que queda reflejado en la herramienta que nos ofrece Strava. Una forma de ver sobre los mapas del territorio los trazados borrosos y fantasmales de los caminos que cada uno vamos haciendo día a día.
Gracias a los sistemas GPS que albergamos en nuestros móviles, relojes y aparaticos varios, nuestros recorridos quedan grabados (al menos los de ciclistas y corredores). Y entre todos reflejamos realmente por dónde pasamos más a menudo y por dónde nos movemos sólo de vez en cuando.
En los mapas de Global Heatmap la diferencia entre los caminos grandes y los pequeños queda marcada por el tráfico de transeúntes, y no por el ancho de las calzadas. Un pedazo de herramienta que nos puede servir para hacer amigos corriendo con la masa o para descubrir rutas olvidadas.
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