Ahora que ya he comprobado que no se corre bien con el estómago lleno, procuro cenar ligero cuando voy a salir por la noche. Pero, en cualquier caso, siempre noto que voy más ligero al final que al principio.
Por eso este recorrido me viene muy bien. Quitando una pequeña subida nada más salir, la primera parte es una bajada larga y tendida. Y para cuando vienen las dos cuestas más trabajosas, el cuerpo ya está hecho y responde mejor.
Además, toda la bajada la puede hacer con luz natural, lo que siempre se agradece. Y para cuando tuve que encender el frontal, tampoco es que me hiciera mucha falta.
Lo único destacable de la salida fueron los sapos que salieron a verme por el camino (se nota que la humedad es más alta, con las últimas lluvias, y que el tiempo es más fresco). Y, sobre todo, un jabalí asustadizo que me pasó justo delante corriendo como una bala.
12,28 km (7,63 millas)
241 m
1h 12 min (10,23 Km/h)
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