Un cambio de última hora en el horario de entrenamiento de mi hija me permitió salir con la última luz del día. Así que aproveché para dar la vuelta a las Colinas. Un recorrido que tiene dos sentidos: el diurno, contra el reloj, y el nocturno, siguiendo las manecillas.
La explicación a estos das formas de correr está en la gran cuesta que hay que salvar a mitad del recorrido. El caso es que el sendero desciende bruscamente a la altura de las depuradoras. Y vuelve a recuperar altura igual de rápido.
El caso es que una de las cuestas se hace por una trocha empinada y pedregosa, mientras que la otra es por un caminejo algo más decente. Y como de noche siempre es mejor pisar sobre seguro, me dejo el peor sendero de subida (que voy lento).
Justo en esa parte del camino, en la zona del arroyo, vi que las flores de salsifí ya están empezando a abrir sus globos enormes de semillas. En Torrelodones llevan ya abiertas desde hace días, alegrando el paisaje como si fueran dientes de león supervitaminados.
12,02 km (7,47 millas)
231 m
1h 13 min (9,88 Km/h)
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