La sucesión de días laborables y festivos ha hecho que haya estado toda la semana cambiando la hora a la que salgo a correr. Sobre todo para evitar cuando he podido la oscuridad y el frío, que por fin ha llegado.
De mis salidas previas al amanecer no quedan testimonios gráficos, ya que a la falta de luz se le une que mi móvil más que fotos hace daguerrotipos. Cuando el sol brilla las imágenes que saca son malas, pero entre tinieblas tienen más grano que una paella valenciana.
Por lo demás, el frío que ya he mencionado ha enmudecido el campo, al menos a primera hora del día. Todavía hay más agua que hielo, pero parece que el invierno va llegando. Una verdadera sorpresa cuando ya pensaba que tendríamos que retirar esa estación de los calendarios.
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