Mis salidas largas se están volviendo todavía más impredecibles. Antes comenzaba a trotar muchas veces sin saber por dónde me iba a apetecer estar corriendo durante las dos o tres horas siguientes. Últimamente, a las dudas por el recorrido se le unen las de no saber si voy a aguantar mucho tiempo o si al cuarto de hora ya voy a querer volver a casa.
Así que ahora sigo caminos aplicando la mentalidad del fartlek, pero en plan apocalíptico. Pensando: "si llego vivo a aquel árbol, continúo un poco más". A veces mis salidas largas duran un suspiro. Otras son más dignas.
Lo bueno de darle la vuelta a Hoyo es que en cualquier momento puedo tirar la toalla y cortar el círculo por donde quiera. Aunque esta vez no ha hecho falta. De hecho, hasta me he desviado un par de veces para alargar la salida y aprovechar una mañana perfecta de primavera. Eso siempre ayuda a sacar fuerzas de flaqueza.
2h
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