Adharanand Finn es un tipo realmente curioso. En todos los sentidos. Porque sus ganas de conocer lo que se esconde detrás de los mejores corredores del mundo le han llevado, precisamente, a recorrerlo de una esquina a otra. Si en Running with the Kenyans embarcó a toda su familia en una aventura africana, esta vez se los lleva a vivir al país del Sol Naciente.
Porque todos sabemos que los atletas etíopes y keniatas son los mejores del mundo. Pero lo que solemos ignorar es que en Japón existe un culto por las carreras de larga distancia. Hay muchos corredores marcando tiempos espectaculares, pero pocos son los que ganan pruebas típicas en estadios por el resto del mundo.
Esa contradictoria paradoja fue lo que impulsó al autor a trasladarse con su familia a Japón. Para descubrir por qué son tan buenos. Y por qué, siendo tan rápidos, no destacan en los maratones más conocidos, en los mundiales o en los juegos olímpicos.
Para empezar, la razón que mueve a los corredores nipones es un tipo de carrera tradicional en su país: los ekiden, o carreras de relevos de larga distancia. Parece que todo su entrenamiento gire en torno a ellos. Para bien y para mal. Y las indagaciones que Adharanand Finn va haciendo durante los meses que comparte con esos corredores confirman que la pasión por los ekiden es realmente una moneda de dos caras.
Y si a eso le unimos la particular perspectiva que tiene el deporte en la sociedad japonesa, nos encontramos con un mundo realmente peculiar. Un país en el que se idolatra a los atletas, pero para los que lo más importante tiene que ser el grupo, el equipo. Una cultura que explica la práctica de cualquier deporte por la búsqueda de un propósito elevado. Una metáfora de la vida.
Así se explica la tradición de los monjes del monte Hiei, que se pasan hasta siete años corriendo por los senderos y santuarios de ese lugar sagrado. Como decía uno de los deportistas más famosos de Japón, "no entrenamos para estar en forma, sino para forjar nuestro espíritu".
Argumento
El autor nos narra su viaje hasta Japón, con su familia, para descubrir las razones que explican la excelencia de los corredores japoneses en carreras de fondo. Y para analizar qué es lo que les impide brillar a nivel mundial.
A lo largo del libro se adentra en las tradiciones japonesas alrededor de las carreras. Desde la visión budista que busca la iluminación a través del cansancio en pruebas de larga distancia, hasta los Ekiden.
Estas carreras de relevos son realmente las que impulsan a la mayor parte de los atletas, ya que son eventos muy populares en todo el país. Gracias a ellas, en Japón son muchísimos los corredores que se pueden permitir vivir sólo para entrenar. Por eso no es extraño que haya tantos buenos corredores.
Pero la cultura japonesa impregna de sus valores esta actividad, creando una pirámide en la que falta el último escalón: el de los atletas extraordinarios. Quizás para llegar arriba del todo haga falta un poco de individualismo, de rebeldía y, sobre todo, ganas de disfrutar corriendo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios
(
Atom
)
No hay comentarios :
Publicar un comentario