Estos días he estado fuchicando un poco por los foros del correr. Son
sitios en los que, como diría El Gallo, hay gente pa to. Pero el caso es que me
han chocado dos cosas que se repiten bastante a menudo.
La primera es la obsesión por el material. Sobre todo por las
zapatillas. Y es que los foros están llenos de consejos sobre cuáles son
mejores, fotos de las favoritas, datos técnicos sobre todo modelo habido y por
haber y videos y enlaces de las novedades de cada temporada.
Sí, ya sé que casi todos usamos zapatillas para correr y que son
importantes. Pero es que hay mucha gente para la que el tema parece puro
fetichismo. Y para ser sinceros, el único post que he visto que merezca la pena
sobre el tema es el de Pablo Arqued. Realmente no hay más que decir.
El otro asunto que me ha sorprendido es el de la llamada Mejor Marca
Personal (MMP). Vale que a veces uno se pueda sentir orgulloso de una hazaña
vivida en carnes propias. Pero de eso a firmar los comentarios con MMP hay más
de un paso. Los que llevan de la satisfacción personal al ridículo.
Hombre, al menos lo entendería si estuviéramos hablando de atletas
profesionales. Pero los que firman con sus MMP suelen tener tiempos discretos.
Que pueden ser buenos para cualquiera de nosotros, pero que objetivamente son
mediocres mirados con perspectiva.
Y encima, siempre que los veo pienso que el que firma con sus tiempos
lo más probable es que los consiguiera hace años. Porque al final, lo que
cuenta para casi todos no es lo rápido que llegamos a ser capaces de correr en
el pasado, sino la velocidad con la que todavía podemos desplazarnos.
Que en mi caso está a medio camino entre el movimiento de las placas
continentales y el avance de un glaciar.
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