Me aburren las carreras largas, por eso necesito música para
sobrellevarlas. Con esas palabras, el atleta inglés Iwan Thomas podría estar
reflejando el pensamiento de muchos corredores: correr es aburrido, por eso
hace falta animarlo un poco. O quizás no.
Como diría un gallego: depende. Más allá de gustos personales, lo
cierto es que la gente que corre en parques o calles suelen llevar todos un
reproductor de música. Con recorridos repetitivos y poco estímulo natural, es
normal que busquemos un poco de concentración con nuestras canciones favoritas.
Pero según nos vamos perdiendo por el campo, la cosa cambia. Cuando me
cruzo con gente corriendo por el monte, todos suelen llevar las orejas desnudas y el
oído atento. Los sonidos del campo, y sobre todo el silencio, son suficientes
para llenar nuestro espíritu.
Mucha gente que se mueve andando por la ciudad con los cascos puestos,
aislándose de un entorno poco agradable, se los quita cuando se pone a pasear
por la montaña.
Yo no corro con música. No me gusta. Pero quizás sea porque tengo la
suerte de poder correr por campos y bosques. Prefiero ir escuchando el ritmo de
mis pasos, los cambios en mi respiración… y los sonidos que me rodean.
Aunque si tuviera que correr por en medio de una ciudad, seguro que me
acordaría del gallego.
No hay comentarios :
Publicar un comentario