Una salida temprana en compañía para darle la vuelta una vez más al
palacio del Pendolero.
Por fin ha llegado el calor de verdad. Y con el sol de las dos últimas
semanas, el campo se ha empezado a agostar. Las praderas ya son sólo campos de matojos
y pajas por los que es imposible correr sin salir con las zapatillas llenas de
espigas traicioneras.
Así que toca ya ceñirse siempre al camino. Y en este caso a los
senderos que bajan junto al arroyo de Trofa. Corriendo a gusto por la sombra de
los árboles y notando la fuerza del sol en el cogote desde la misma salida (a
pesar de la hora).
Al final, el tiempo ha sido más rápido. No hay nada como hacer menos
fotos y llevar una liebre en las subidas
para subir el ritmo.
En resumen:
- Va a haber que empezar a correr al alba otra vez. En cuanto amanece, el sol ya viene con fuerza. De correr a mediodía, agobia sólo pensarlo.
- La fauna bastante ausente. Quizás porque en compañía se hace más ruido y se va más atento a la charla que a otra cosa.
- La flora empieza a desaparecer quemada por el sol. Tan sólo las siemprevivas apuntan para abrirse dentro de poco.
20,68 Km (12,85 millas)
502 m
2h 07 min (9,77 Km/h)
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