Un recorrido corto pero desigual. Mucho rato corriendo a buen ritmo por
caminos anchos y un rato largo andando medio perdidos. Intentando seguir los
trazos de un sendero que se desvanecía por momentos.
La longitud del recorrido iba a depender de cómo fuera el sendero que
acompaña al arroyo de Manina, que el otro día me quedé con ganas de descubrir. La
idea era bajar luego hasta el Pendolero y subir por la Berzosa. Pero primero
tocaba explorar un poco.
Al principio, el sendero es muy claro, siguiendo el arroyo hacia abajo.
Sin embargo, al cabo de un par de kilómetros, la cosa empieza a complicarse.
Las hierbas secas, piedras y matojos van tapando poco a poco el trazado hasta
que desaparece por completo.
Queda sólo tirar malamente campo a través, dejando las zapatillas como si fueran un almiar por las pajitas, espigas y pinchos varios que
atesora el monte en estas fechas. Menos mal que el camino había sido realmente
bonito.
El arroyo Manina esconde en su recorrido un montón de pozas, cascadas y
remansos. Y las esconde dos veces, una por lo difícil de llegar a ellas y otra
porque en esta época baja sin agua. Pero en primavera tiene que ser espectacular.
Al final, con el tiempo perdido tratando de volver al buen camino, no
queda más remedio que acortar el recorrido. Que nos esperan para la cena.
En resumen:
- Uno de los rincones más bonitos y silvestres de todo Hoyo. Pero conviene ir en otra época. Mejor con agua y sin pajitas.
- Como suele suceder al ir en compañía, pocos bichos se han cruzado en el camino.
- Ahora que llega el calor bueno, bueno, llevar agua para beber se hace cada vez más necesario.
14,63 Km (9,09 millas)
352 m
1h 43 min (8,52 Km/h)
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