Una carrera tempranera, aprovechando otro rato perdido. Esta vez
siguiendo el arroyo de Trofa, que lo tengo más olvidado que el resto de
recorridos.
Entre que la carrera ha sido por la mañana y que me lo he tomado con
calma (para no fundirme como la última vez), el caso es que he cogido ese ritmo
tranquilo que te permite correr hasta que el cuerpo aguante.
Vas despacito, pero pensando: así podría seguir todo el día. En las
subidas se recupera y las bajadas se toman con prudencia. No es un ritmo para
ganar carreras, pero sí para disfrutar realmente de todo el recorrido.
En el arroyo de Trofa, las flores de siemprevivas ya están secas. Esta
planta recibe su nombre porque las cabezuelas florales aguantan mucho tiempo
(hasta el invierno que viene). Pero es curioso lo poco que aguantan, realmente,
las flores vivas. Apenas unos días. Menos mal que podremos disfrutar de su
aroma durante meses.
En resumen:
- Mucha mejor forma que la última salida. Con suerte podré hacer la del Río Moros este fin de semana.
- De la flora, tan sólo aguantan todavía las achicorias azules y los cardillos, cargados de grandes flores amarillas.
20,47 Km (12,72 millas)
505 m
2h 13 min (9,23 Km/h)
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