A mí me gusta llevar ropa de algodón. Me parece muy cómoda y agradable. Pero para correr, sobre todo si sudamos la gota gorda, merece la pena dejar el algodón en casa y tirar de plástico. Los tejidos de fibras dan un poco de grima al tacto y huelen mal. Pero filtran muy bien el sudor y se secan sobre la marcha. De gama alta o barateiros, no hay color.
Como ya he dicho, uno de los problemas de las camisetas de fibras, también llamadas de plástico o técnicas, suele ser su tendencia a oler a queso rancio. Y por mucho que las lavemos, no hay forma de quitarles la peste. La culpa la tienen las bacterias que retozan en el tejido, a las que no afecta para nada el agua de la lavadora. Lo único que funciona con ellas son los ambientes extremos. O quemarlas, o congelarlas.
Lo primero acaba con ellas, pero nos deja sin camiseta que ponernos. Lo segundo es mucho más práctico. Tan sólo hay que poner la ropa lavada, seca y doblada en una bolsa de plástico y meterla en el congelador un par de días. El resultado no salta a la vista, pero si al olfato. Podremos por fin dejar de ser unos apestados y volver a integrarnos en nuestras familias y grupos de amigos.
Más allá de modas o gustos personales, las camisetas demasiado holgadas suelen producir rozaduras. Por eso es mejor ponernos ropa tirando a ajustada. Que no apretada. En plan morcillita, pero sin pasarse.
res aficionados, lo cierto es que las camisetas suelen estar más cerca de sus corazones (en todos los sentidos). Los hay que coleccionan las que se suelen entregar al participar en carreras organizadas. Otros prefieren seguir usando las mismas que llevaron en el instituto. Y muchos r https://wikitree.es/que-fue-el-muro-de-berlin/
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