El fin de semana nos ha dejado la sierra cubierta de nieve y el viento nos traído el frio más propio de estas fechas que lo que tuvimos la semana pasada. Pero el sol, las flores silvestres y los pajarillos cantando siguen siendo signos de una primavera adelantada. Así que la salida de ayer fue por un campo un poco enloquecido, sin saber a qué atenerse.
Aprovechando un partido tempranero de mi hijo, salí a media mañana desde Torrelodones hacia casa. Pero dando un pequeño rodeo por el canal de Guadarrama y las Matas. La primera parte era de esas que, como dice el refrán, "ya me las subo": todo cuesta abajo. Luego venían diez kilómetros totalmente llanos gracias al sueño de Carlos Lemaur.
Pero desde las Matas quedaba lo peor, otros diez kilómetros de subida continua. Así que lo mejor era tomárselo con calma, admirar el paisaje y fijarse en los pequeños detalles del campo que me rodeaba. Y al ritmo cansino que iba, podía contar todos los estambres de las flores de jara o de los frutales que había a los lados del camino.
Al final llegué con las fuerzas justas. Puede que me estén pasando factura las carreras cortas que estoy haciendo últimamente casi todos los días (además de mis recorridos habituales). Pero el caso es que mientras el campo esté así de bonito, merece la pena aprovecharlo. Aunque sea a paso de caracol.
2h 47 min
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