Hoy he vuelto a meter la pata. Se me había olvidado que sólo se puede correr campo a través desde octubre hasta marzo (como mucho). No es que exista ninguna ley que lo prohíba, es tan sólo algo que nos dicta nuestro sentido común. Bueno, al menos a los afortunados que tienen sentido común. Porque yo sigo haciendo las mismas idioteces año tras año.
El caso es que he terminado con los calcetines, las zapatillas, las piernas y el alma entera llenas de pajitas y semillas con pinchos. De esas que se te clavan en la piel a cada paso. Con forma de arpón, de anzuelo, de gancho, de sacacorchos o de engendro del infierno. Un placer, vaya.
Así que en cuanto he podido he regresado al buen camino (en sentido literal y figurado) y he trotado por el canal de Guadarrama. Un recorrido precioso a primera hora de la mañana, cuando el sol todavía está relativamente bajo.
Porque ya está llegando el verano de verdad. Y el calor está dejando todo reseco. Parece que tan sólo disfrutan de este tiempo los lagartos y serpientes que se escurren entre las piedras y los matorrales. Como la culebra de escalera que se estaba echando una siestecita en medio del camino. Nos hemos saludado educadamente y cada uno a lo suyo.
1h 51 min
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