Una salida más suave que las de los últimos días. Con un recorrido sin subidas fuertes y con buenas vistas al valle del Peregrinos. Realmente, comenzar la jornada corriendo al amanecer por estos parajes es un verdadero placer.
Además, a esa hora tan temprana el sol calienta pero no ahoga. El caso es que la temperatura no baja de los veinte grados ni de noche, pero al menos las sombras nos dan un pequeño respiro a todos. Porque aunque no me he cruzado con nadie, todos los animalillos aprovechan también esos momentos para corretear a gusto.
Después de trotar por la cuerda del Cerrulén, le he dado la vuelta al cerro de la Lechuza para bajar luego a las cascadas. O a lo que queda de ellas. Tan sólo corre por las piedras un pequeño hilo de agua que no creo que tarde en secarse del todo.
El resto ha sido un paseo agradable sin mayores sorpresas. Sin forzar demasiado las zapatillas, que tengo ya medio rotas. Son un modelo que no había probado antes y el caso es que se ha resquebrajado la suela a las primeras de cambio. Habrá que pillar unas más duras para aguantar el verano.
2h 00 min
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