Hoy he salido a correr a la misma hora que la última vez, con el mismo calor y siguiendo un recorrido similar. Pero la sensación de cansancio que fui arrastrando el sábado se ha transformado por arte de magia en un estado perfecto para trotar como si no hubiera un mañana. Misterios de la naturaleza humana.
Así que tocaba disfrutar por los mismos paisajes de siempre, pero con el alma alegre y las piernas saltarinas. Un verdadero placer. Sobre todo a primera hora de la mañana, cuando el campo todavía se está desperezando.
Durante la subida, con el sol asomando en el horizonte, me he vuelto a cruzar con muchos conejillos. Otros animales de porte mayor (zorros?, ginetas?) han dejado sus marcas en mitad del sendero, pero se han mantenido escondidos entre las matas.
Y en la bajada, siendo día de diario, tan sólo me he cruzado con un par de personas paseando a sus perros. Realmente es un verdadero privilegio poder empezar el día corriendo por el campo.
2h 08 min
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