Estos últimos días hemos tenido tormentas, negros nubarrones, cielos despejados, viento frío del noroeste, un poco de nieve... y el sol colándose por debajo de las nubes al amanecer para iluminarlo todo con un toque dramático. Una de esas semanas en las que el otoño impone su fuerza.
Y de la que he disfrutado mucho trotando por el campo. Porque quizás la única forma en la que puedo soportar los vendavales es corriendo (siempre he odiado el viento despendolado). Además, todavía no ha llegado el frío helado del invierno, por lo que ha sido una semana realmente agradable.
Ahora nos toca la lluvia, por lo menos durante unos días. Y luego dicen que se notarán ya los primeros dedos del invierno. Ya veremos. Porque en esta época del año es cuando más fallan las previsiones. Así que, como diría Horacio, gocemos de estos momentos sin preocuparnos del futuro.
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