La humedad que dejaron las últimas lluvias, la falta de viento y la bajada de las temperaturas nos han dejado estos días el campo totalmente helado al amanecer. Cuando salgo por las mañanas, la escarcha cubre el paisaje con un velo blanquecino, casi como si hubiera nevado.
Con el hielo agarrado en el suelo, se vuelven a oír crujidos con cada zancada. Y las plantas están quebradizas. Afortunadamente no las ha pillado con flores o frutos, porque la escarcha lo hubiera quemado todo.
Ded Moroz o Jack Frost se pasean estas noches por nuestras tierras. Aunque les dura poco su dominio ya que, en cuanto sale, el sol calienta lo suficiente para fundirlo todo rápidamente. Nos ha llegado la escarcha, pero todavía nos falta el invierno.
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