La entrada en este nuevo año ha sido un poco rara. Por un lado el tiempo ha sido tan primaveral que muchas flores han abierto sus flores durante los últimos días de diciembre y los primeros de enero. Por otro, un virus tontorrón (que creo que no es el VIRUS) me ha dejado unas jornadas tan flojo que he tenido que parar.
Lo primero ya ha vuelto a la normalidad, porque por lo menos han llegado un poco el frío, el viento y la lluvia. Lo segundo parece que todavía me va durar hasta después de Reyes. Esperemos que me traigan un par de piernas nuevas y mucho resuello para 2022.
Jano bifronte, el de las dos caras, el que mira lo que se va y observa lo que nos llega. Aunque otra forma de interpretar a este dios menor sería viendo en él al que vive realmente el presente, porque el pasado ya no está y al futuro todavía se le espera. En esto del correr sería el dios que recuerda lo que disfrutamos trotando ayer y los recorridos que deseamos hacer mañana. Ojalá que sean muchos y variados a lo largo del año.
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