Dehesa de Navalvillar

El día del invierno que peor lo he pasado ha llegado casi en primavera. Y eso que no hacía demasiado frío. Pero con el viento y la nevisca he llegado con la cara helada y las manos agarrotadas.

Cuando tengo las manos ateridas no puedo unir el pulgar y el meñique al cerrar la mano (sobre todo en la derecha). No sé si es raro o no porque no he hecho ninguna encuesta. Pero el caso es que hoy he tardado un rato largo en recuperar la sensibilidad de los dedos cuando he llegado al coche.

He empezado con sol, algo de viento y con el cuerpo flojo, por lo que no tenía muy claro si hacer una vuelta larga o la corta. Pero poco a poco he encontrado un ritmillo regular y, en el momento de la verdad, me he tirado al monte. Y entonces ha sido cuando se han abierto los cielos (o mejor, cerrado), con una ventisca fuerte de cara durante un buen rato.

Lo malo ha sido que no he cogido el buff y que no llevaba los guantes gordos. Al menos el chubasquero y las mallas me han venido bien, ya que no he pasado frío ni en las piernas ni en el cuerpo. Pero la capucha no vale para nada. El objetivo es que cubra la cabeza entera y que tenga un cordón para ajustarla y que no se abra con el viento. Pues ni lo uno ni lo otro.

Al final, menos mal que ha vuelto a salir el sol, y ha fundido en unos minutos la nieve que había cubierto los prados durante la ventisca. En un cuarto de hora el cielo se ha despejado y cuando he terminado la carrera todo parecía tan sólo un mal sueño. Es lo que tiene marzo.

En resumen:

• La ruta es una alternativa nueva, y entretenida, para hacer más kilómetros en Navalvillar.
• En cuanto a la ropa, si hace frío, mejor que sobre, que no que falte.
• Sigo sin saber por qué unos días estoy con el cuerpo bien y otros mal (más allá del resto de razones lógicas que explican cada caso).

19,26 Km (11,97 millas)

430 m

2h 02 min (9,47 Km/h)