Los que amenazaban con la llegada del crudo invierno han acertado. El
viernes comenzó a soplar el viento del norte trayendo aires directamente
salidos del congelador. Y, además, por la tarde cayó una lluvia fina que enfrío
todavía más los ánimos.
Así que saqué del cajón la bufanda, los guantes y el cortavientos para poder
mantenerme calentito mientras trotaba. Porque con ese viento tan sólo podía ir
a ritmo trotón. Que no estaba la cosa para mayores alegrías.
Al menos al caer la noche se despejó el cielo. No había que sufrir la
lluvia helada, por un lado, y por otro, la luna iluminaba de sobra el camino.
Además, para variar un poco hice el recorrido en sentido contrario (con una
subida más corta y pronunciada, pero mejor protegida del viento del norte).
Horas más tarde el cielo volvería a cubrirse (para todo el fin de
semana) y las primera nieves del invierno nos dejaría los campos cubiertos de
blanco.
13,78 km (8,56 millas)
402 m
1h 31 min (9,08 Km/h)
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