lunes, 23 de junio de 2014

Cascadas

Mañanas de sol y tardes de bochorno. Llevamos unos días con esa rutina. Deseando que una tormenta de las buenas descargue y deje el campo fresquito y lavado. Y mientras llega la lluvia, seguimos sudando la gota gorda.

Se nota la sequedad del ambiente sobre todo al correr. Por un lado los caminos están llenos de arena suelta, formando zonas de playa en las que los pies se hunden y resbalan. Por otra parte, llego a casa deshidratado. Con ganas de beberme litros de agua fría.

Con días así, lo mejor es correr tempranito por la mañana o a última hora, justo antes de anochecer. Y en vista de que madrugar se ha puesto complicado, ya que por la noche nos dan las tantas ahora que la familia se ha adaptado a los ritmos del verano, sólo queda esperar a que baje el sol para salir un rato.

Compartiendo el camino con paseantes tardíos, porque la fauna silvestre espera a que pase el calor escondida entre las matas. Tan sólo los lagartos se nos cruzan entre las piedras de los senderos. ¡Qué ganas de poder correr bajo la lluvia fresquita!

17,86   km (11,10  millas)
381 m
1h 50 min (9,74 Km/h)

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