Lo bueno de salir a correr a menudo es que, aunque estés cansado o te sientas un poco flojo, por lo menos el ritmo sigue siendo decente. Y ayer fue un buen momento para poder comprobarlo.
Siempre he dicho que, desde los cinco primeros metros, ya puedes saber cómo va a ir toda la carrera. Pero anoche me bastaron los dos primeros para saber que lo mejor era ir al trote.
Con las luces de Madrid brillando al fondo, el recorrido fue realmente tranquilo. Tan sólo me crucé en el camino con bichos de menor tamaño: arañas cazadoras de ojos brillantes (algunas realmente grandes) y unos escarabajos negros, grandes y de patas largas.
12,02 km (7,47 millas)
231 m
1h 11 min (10,16 Km/h)
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