Aprovechando que salgo con un poco más de tiempo, vuelvo a hacer el mismo recorrido que la semana pasada. Y de nuevo bajo cielos de tormenta. Aunque esta vez, los rayos se ven todavía más lejos, cayendo sobre la zona de Alcobendas.
El día ha sido caluroso, y en los caminos polvorientos se agradece que el aire traiga, a veces, el olor de tierra mojada. Aunque lo que me gustaría de verdad es que cayera una buena tormenta que refrescara el ambiente y dejara el campo pingando. Al menos por una noche.
Con el calor, la mayor parte de los bichos debían seguir escondidos debajo de las matas, así que los únicos que me hacía compañía eran los grillos. El sonido más típico del verano para la penúltima noche de la primavera.
15,06 km (9,36 millas)
340 m
1h 32 min (9,82 Km/h)
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