Despedida de Santander por el recorrido más sencillo y corto de todos los que he hecho este mes. Una vueltecita por el bosque de eucaliptus, por aquello de pisar un poco de tierra y dejar el asfalto de lado.
Aunque estaba nublado, no hacía más frío que otros días. Pero ya se siente en el aire que el otoño está cerca. El caso es que he salido con las piernas un poco entumecidas. Puede que por el cansancio acumulado de estas semanas. O porque ahora, con las vacaciones, se me está olvidando lo que es correr a primera hora de la mañana.
En cualquier caso ha merecido la pena. Por las vistas, por el paisaje, por un sendero que se abre paso entre árboles y prados, por los espectadores que me observaban pasar (caballos, cabras, vacas y ovejas)... Y además, desde lo más alto las nubes me han dejado ver desde la peña Pelada y los altos de Somo hasta la bahía de Santander. Una buena forma de decir adios. O mejor, hasta el año que viene.
14,90 km (9,26 millas)
452 m
1h 39 min (9,03 Km/h)
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