Primera salida a la sierra en lo que va del año. Y aunque la idea original era subir hasta la cuerda que va desde Cabeza Lijar hasta el cerro de la Carrasqueta, he decidido cambiar el recorrido sobre la marcha. El problema era la niebla que desbordaba sobre las cumbres de la sierra desde la cara norte.
A veces se puede ver cómo las nubes forman una especie de ola que parece saltar la barrera de la sierra y resbalar por su cara sur. Y como lo que de verdad me apetecía era disfrutar de las vistas y del paisaje, no era el caso de meterse dentro de la niebla para no ver nada.
Así que he optado por darle la vuelta una vez más al valle de la Jarosa. Y aprovechando luego que pasaba por Cuelgamuros para subir hasta lo alto del risco de la Brulera, donde hay un mirador. Lo bueno es que el tiempo ha acompañado en la parte baja por la que corría, llegando a salir el sol por momentos. Lo malo es que al final me he perdido un poco.
Hasta el mirador todo ha ido bien. No sabía exactamente cuál era el camino de subida, pero recordaba haber visto en el mapa que salía de las casas forestales que hay cerca de la basílica del valle de los caídos. Lo que no venía en el mapa es que en al final hay una escalera de piedra de más de 300 escalones. Arriba me he encontrado con un grupo de excursionistas de la tercera edad que admiraban el paisaje mientras se recuperaban del escalerón.
Después de bajar por el mismo sitio, la cosa ha empezado a torcerse. La idea era acompañar al arroyo del Picazuelo hasta las orillas del embalse de la Jarosa. Pero esta parte del mapa la tenía más oxidada en el recuerdo y he terminado tirando monte a través en dirección norte.
Lo peor de despistar el camino y ponerse a seguir senderos de animales por en medio de un bosque es que a los pocos metros hay que dejar de correr. Las zarzas, las ramas bajas, las peñas, las idas y venidas para encontrar la buena dirección... todo ello obliga a ir al paso.
Siguiendo senderos y bajando pedregales he terminado a los pies de la presa. Y viendo que era imposible cruzar el río, ya que bajaba con mucha agua, he tenido que seguir la carreterilla que cruza la presa hasta la salida. Tras saltar un par de vallas para volver al buen camino (en todos los sentidos) he llegado por fin al coche. Con un poco de retraso sobre el horario previsto. Pero es lo que tiene el correr a la aventura.
23,75 km (14,76 millas)
948 m
2h 58 min (8,01 Km/h)
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