El 14 de mayo de 1799 las obras del canal de Guadarrama quedaron definitivamente abandonadas. Una fuerte tormenta había provocado el hundimiento de parte de la cara sur de la presa del Gasco, que iba a surtir de agua al canal. Los sueños del ingeniero Carlos Lemaur de unir Madrid con el océano Atlantico por barco se hundieron con la presa, dejando tan sólo unos cuantos kilómetros de zanja para el recuerdo.
Aunque ya conocía la mayor parte de esos restos, lo cierto es que todavía me quedaba un pequeño tramo del canal por recorrer a la carrera. El que va desde la urbanización del Encinar de las Rozas hasta la del Golf, donde termina bruscamente en la misma valla de separación.
El caso es que viendo lo sinuoso del recorrido, y sabiendo que las aguas de los ríos de Castilla son más bien escasas, es difícil comprender cómo alguien llegó a tomar en serio a Lemaur. Un siglo más tarde se pensó en aprovechar los restos de su obra para traer agua potable a Madrid, pero tampoco llego a materializarse el proyecto. Hoy todo lo que queda de ese proyecto es una gran cacera que atraviesa uno de los parajes más bonitos de la zona.
Como tenía el tiempo justo fui directo hacia el sur, sin desviarme a visitar la presa. Y a la vuelta se imponía un atajo cruzando el arroyo del Caño. Lo bueno es que con el calorcillo que hacía pude ponerme la equipación de verano y correr en manga corta.
Con este tiempo los árboles ya están en flor desde hace unos días, y en medio de los campos se ven de vez en cuando bolas de color blanco o rosado iluminando a su alrededor jaras, encinas y enebros.
20,10 km (12,49 millas)
470 m
2h 05 min (9,65 Km/h)
No hay comentarios :
Publicar un comentario