Una de las muchas contradicciones en las que me regodeo es la de la lluvia cuando corro. Me gusta que llegue a mitad de recorrido, pero cuando ya está cayendo agua a la hora de salir de marcha suelo hacerme el remolón. Y como ayer por la tarde el tiempo estaba tormentoso esperé unos minutos para salir al menos entre un chubasco y otro.
Según los ingleses April showers bring May flowers. Y aunque por estos pagos lo cierto es que las flores llevan ya rozagantes desde marzo, lo que sí definieron muy bien fue lo de las duchas para referirse a los chubascos que suelen caer en primavera. Una imagen perfecta para un tipo de lluvia suave, ligera y refrescante.
Durante el recorrido cayeron un par de estas duchas, y entre medias el sol sacó los mejores colores de unos prados que parecen del norte. Hay que disfrutarlos ahora, porque en un par de meses es probable que ya estén secos y amarillentos. Carpe Diem.
Por lo demás, el recorrido es el habitual de ida y vuelta hasta casa desde el colegio. Con mejores sensaciones en las piernas, el tobillo y los pulmones. Puede que porque haya recuperado ya algo de forma, porque no hiciera calor o porque los planetas estuvieran alineados. Nunca se sabe.
16,46 km (10,23 millas)
350 m
1h 42 min (9,68 Km/h)
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