Salida al atardecer, con 35 grados y el campo cada vez más seco. No son las condiciones ideales para correr, pero llevaba muchos días escondiéndome del sol y me apetecía de verdad un poco de marcha. Y aunque al final no es que haya disfrutado mucho arrastrándome de mala manera, siempre me queda esa sensación de cansancio gozoso por haber vencido la pereza del momento.
En el campo, los arroyos ya están todos secos. Tan sólo queda un poco de agua en el abrevadero de los Corrales de Julia y en la poza grande de los Lanchares. Pero, como siga este calor, no creo que aguanten muchos días.
Durante el recorrido ha visto tan sólo un gazapillo, unas perdices y un par de abubillas. Este año parece que hay muchas, o por lo menos me cruzo muy a menudo con ellas. En cuanto a las plantas, están todas grises, secas y polvorientas. Las únicas flores que se ven son las de algunos cardos que todavía resisten el calor.
14,73 km (9,15 millas)
320 m
1h 45 min (8,41 Km/h)
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