Una tarde típica del verano en el norte, con nubes, sol, viento y una luz extraordinaria iluminando el paisaje. Perfecta para correr disfrutando del mar, de la playa, de las gaviotas y de las vistas.
Y además, con un recorrido que pasa por dos de las playas más bonitas de Cantabria: la del Trengandín y la de Berria. La primera larga y ancha, termina en la soledad del campo y de los montes que la protegen. Y la segunda, con más casas en un lado y el penal del Dueso en el otro, pero con unas olas perfectas para surfear.
Entre medias, el pico del Brusco. Una subida fácil cuando el campo está seco (como era el caso). Pero realmente resbaladiza en cuanto la lluvia empapa la arcilla y las rocas que cubren el senderillo.
Y para terminar, la mole del Buciero. Aunque en este caso no le he dado la vuelta entera por el camino que rodea el pico. Tan sólo quería acercarme hasta el faro del Pescador. Para disfrutar del mar y de las peñas llenas de nidos de aves marinas.
Lo malo es que justo esa parte del recorrido está asfaltada. Y aunque eso hace que la subida sea más tendida y regular, al final termina cansando los pies. Más incluso que correr por la arena de la playa.
1h 37 min
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