Para celebrar estos días norteños que tengo por delante, nada que mejor que empezar subiendo a la sierra de la peña Herrera. Un recorrido que va tomando altura suavemente (excepto en dos escalones empinados) y que ofrece en lo más alto unas vistas realmente espectaculares.
La tarde empezó calurosa. Lo que aquí supone un problema doble, ya que a la temperatura hay que añadirle la humedad. Así que mientras subía por el bosque de eucaliptos iba empapando la camiseta y el pantalón como si me fuera dando una ducha.
Pero para cuando salí del bosque, el viento había cambiado de dirección y empezó a soplar del oeste. Así que el ambiente se refrescó al momento, lo que se agradeció, ya que la subida es larga de narices.
En la zona del Somo de Noja el cielo se había quedado claro y despejado. Y la última luz de la tarde empezó a pintar los picos con una luz naranja y rosada. Un verdadero espectáculo, que alegraba la vista y animaba a continuar, a pesar de que el cuerpo ya acusaba el tiempo que llevaba corriendo.
La bajada desde los pozos de Noja es muy empinada, y termina en el pequeño caserío de Rubalcaba. Ahí aproveché para reponer un poco del agua que había ido sudando por el camino.
Tan sólo quedaban poco más de tres kilómetros para volver a casa. Casi todo llaneando hasta la última cuesta final. Y llegando ya con las estrellas empezando a brillar en el cielo. Una salida perfecta para empezar el mes.
3h 23 min
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