Una de las muchas cosas buenas que tiene lo de correr por el campo es poder cambiar el recorrido según convenga. Así que, viendo que la la parte alta de la sierra estaba escondida entre la niebla, en vez de tirar al monte como las cabras me fui valle abajo.
En este caso siguiendo el curso del arroyo de Carboneros en todo su recorrido. Descubriendo campo a través una parte por la que todavía no había pasado nunca. Y terminando en el arroyo de Trofa. Un sitio perfecto para enlazar con el camino que rodea el palacio del Pendolero.
Aunque el campo sigue bastante seco, en la superficie las últimas lluvias han dejado algunos charcos y una humedad generalizada. Así que la temperatura es fresquita. Perfecta para correr sin agobios y sin que haga falta ya llevar agua para el camino.
Por lo demás, al campo todavía le está costando despedirse del verano. De hecho todavía pude ver una abubilla que no se había decidido a dar el salto hasta África. Aunque a lo mejor muchas de estas especies que antaño nos abandonaban en otoño se quedan ahora a pasar el invierno con nosotros.
1h 47 min
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