Hace tanto tiempo que no corría de noche que ya casi no me acordaba de cómo se trota a la luz del frontal. Y puede que mi memoria me falle, pero el foco me ha parecido realmente tenue. Un resplandor tacaño que no me aislaba precisamente del campo oscuro a mi alrededor. Será cosa de volver a acostumbrarme.
Así que la vuelta nocturna alrededor del canto del Pico ha sido tranquila y sin agobios. Poniendo mucha atención a las piedras del camino. Y con algunos jabalíes gruñendo entre las jaras cuando pasaba cerca de ellos.
1h 31 min
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