Un recorrido mañanero de esos muy conocidos, perfecto para volver a encontrarme con el Norte. Por aquello de correr sin sentir la sensación de estar en un horno. Y vaya si se agradece.
La vuelta remonta la divisoria de valles por un bosque de eucaliptus. En un collado volvemos a bajar hasta las orillas del Miera. Pero antes tocaba cruzarse con un rebaño de ovejas y dos mastines ladradores (afortunadamente, poco mordedores).
El resto del recorrido sigue el río hacia abajo pasando por Liérganes primero y luego La Cavada. Desde aquí, tan sólo queda subir a la sierra de Hermosa para cerrar el círculo. Con esa sensación perfecta que nos deja el cuerpo cuando empezamos el día corriendo.
2h 19 min
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